Hace unos días fui a ver la película "El discurso del Rey" con una amiga. Al final de la proyección mi amiga me preguntó si lo que acabábamos de ver era coaching: "¿esto es lo que haces?, interrogó ella". Para los que han visto esta peli (y espero no arruniarles la historia a los que están a punto de hacerlo), es obvio que se trata de cómo el Rey Jorge VI de Gran Bretaña logra vencer su tartamudez gracias a la acertada intervención del coach de dicción Lionel Logue. Sí, ya sé que me dirán que en mi primer post escribí que un coach no dice qué hacer para mejorar una habilidad, sino más bien reta al coachee para que éste descubra lo que puede hacer para lograr su objetivo. Y esto es precisamente lo que hace Logue, no ofrece tips para hablar correctamente, sino que pregunta, escucha, reta, muestra posibilidades. Durante toda la película vemos un proceso de coaching desde el inicio hasta el fin, pero no sólo basado en la búsqueda de una mejora, sino en la transformación de la persona. Veamos por qué.
La película empieza con esta premisa: "Bertie" -como llamaban cariñosamente a Jorge VI- era el "nerd" del cole, tímido, enfermizo, con problemas para caminar y obligado a ser diestro -cuando en realidad había nacido zurdo. Su más grande problema era su tartamudez, llegando a ser un martirio escucharlo en público. No era el heredero directo al trono, pero su hermano mayor decide abdicar recayendo en él una responsabilidad para la que nunca lo prepararon. "Bertie" siente que jamás podrá llenar los zapatos de su hermano, menos los de su padre el gran Jorge V; y para colmo, ni siquiera puede dirigirse a su pueblo por ser un tartamudo incurable.
Cuando conoce a Logue, éste le parece un extravagante. El Rey buscaba un "coach" que le diera tips para reducir sus problemas al hablar. Logue le ofrecía un tipo de coaching que iba más allá de simples técnicas, él le ofrecía enfocarse en la persona aumentando su confianza. Como es obvio, el Rey lo rechaza al principio pues no está preparado para este tipo de coaching -y es que el coaching llega cuando tiene que llegar, ni antes ni después, sólo cuando el coachee está listo.
Como en todo proceso humano, el coaching no es ajeno a las fallas. En la búsqueda de la transformación del coachee, el coach puede llegar a imponer su agenda - lo que es muy recurrente cuando se empieza en este oficio. En el entrenamiento que recibimos los coaches hay una norma ética básica: el coach puede inferir por dónde llevar al coachee en su exploración, pero dependerá de él si quiere tomar ese camino o no. Para el coach puede ser muy difícil morderse la lengua cuando ve lo "obvio" o dejar de insistir en un tema que cree que es poderoso para el coachee - ¡es humano después de todo!
Y esto también lo vemos en la película. Hay un punto álgido en el que Logue presiona y reta al Rey a contestar una pregunta que es poderorísimima para él, ¿se cree lo suficientemente apto para suceder a su padre o a su hermano mayor? Logue sigue su instinto, sabe que éste es el punto de partida - no sólo para resolver los problemas de dicción de su cliente, sino para lograr una transformación mayor en él: creer en sí mismo. Pero, por más buenas intenciones que tenga, ésta era su agenda, no la de su coachee. Es aquí en que el coach tiene que ser consciente de que hay una delgada línea que no debe cruzar. Logue se da cuenta de ello, pide disculpas a su cliente y la relación se reestablece.
La prueba de fuego se da casi al final de la película: Gran Bretaña acaba de entrar en la II Guerra Mundial y el Rey tiene que dirigirse a su pueblo. Logue lo acompaña en la cabina de transmisión, pero es el Rey quien afronta el reto de hablar sin tartamudear y logra dar uno de los discursos más memorables en la historia británica. ¿Misión cumplida? Aún no. En un proceso de coaching hay sesiones de seguimiento y de cierre, y como se ve en la película, Logue acompaña al Rey en todos los discursos que ofreció durante la guerra antes de dar por culminada su interveción.
El rey logró eliminar sus problemas de tartamudez, sí, pero también desarrolló una autoestima que estaba escondida bajo sus propios prejuicios. En este proceso "Bertie" se transformó en "Jorge VI", descubrió que era capaz de ser un buen rey al empezar a confiar en sí mismo, a tenerse fe.
Y, sí, de esto se trata el coaching.
